Una de las claves del éxito empresarial es retener y potenciar el talento humano. Por ello, cada vez cobra más importancia el arraigo de una cultura participativa que involucre al empleado en la toma de decisiones, fomente el compromiso y posibilite la expresión de sus habilidades en una organización cuyos cimientos sean una gestión realmente integral del talento y la concepción de éste como uno de sus activos más valiosos.
Las estrategias más efectivas para la retención de talentos son aquellas que se diseñan y orientan para satisfacer las necesidades y los deseos de desarrollo y crecimiento de los profesionales dentro de la organización.
Dos de estas estrategias más practicadas y conocidas son el coaching y el mentoring. Dos términos muy de moda y en boca de casi todos los profesionales que integran nuestras organizaciones. Sin embargo, aunque existen personas que frecuentemente hablan de coaching y mentoring como valores diferentes, también hay aquellas que los confunden, y otras, que no saben exactamente en qué consisten o cuáles son sus diferencias más concretas.